14 jul 2010

EDICION Nº 29 - 2010

La Carta
La carta amarillenta llegó en otoño.
Ella, con manos temblorosas la abría.
Sus ojos verdes y calmos como el mar, apasionados deletreaban cada párrafo.
Y un grueso lagrimón corría, sobre la tinta vieja.
Hojas con olor a chocolate, a frío...
Esa era su sensación.
Y la soledad del cuarto la guardó.
Mientras un marco antiguo mostraba una foto color sepia de un joven de ojos color café y una sonrisa sutil.
La carta llegó en otoño.
Cuando el jardín no florecía y las hojas caían sobre la calesita quieta.
Solo el galope del corazón se sentía, cada vez que la recibía.
Pasos lentos sostenían un vientre vacío.
La tarde en cambio, se evaporaba en una taza tibia de té.
Mientras los días, sobrevolaban el calendario como pájaros ansiosos.
La carta llegó en otoño.
Y otra y otra mas...
Hasta que un día la noche, de locura envolvió su delgada figura.
Y la incansable espera, sus ojos le cerró.
La carta llegó en otoño.
Y el día se desnudó.
Solo la ausencia la recibió.