23 oct 2009

EDICION Nº 25 - 2009

Soledad

Sentada sobre la hiedra estaba, trepandose llorosa entre las hojas lastimadas por el frío.
Lenta se mecía en las ramas lánguidas y luego se deslizaba por el tallo, hasta desvanecer.
La luna, silenciosa, cabalgaba en la joroba del muro sin que nadie la advirtiera, pero ella le hacia compañía.
El viento, al verla solitaria a pasear la llevó; mientras la escuálida estrella bajaba despacio a confiarle el misterioso secreto de la laguna.
Entretanto la noche, cubría con su manto oscuro la brasa encendida del leño que, abrazándola, pudo espantar su pavor y luego hacerla dormir en su polvillo gris.
Anidando allí, una lágrima y una nostálgica mirada.Afuera la rosa, con sus labios carnosos asomaba en el fulgor de la mañana. Y en sus pétalos blanquecinos la acogía, ocultándola en la corola que latía, acompasando con la gota que caía. En la tarde desolada el pájaro esculpía sus trinos, mientras ella, en sus alas hacía su posada; para luego salir con él a volar.
Y en su pico colgar un trocito de luna, una rama y una rosa. Juntos volarían hasta llegar al sol. Entretanto el cielo, abría una flor celeste y en su pecho despoblado florecía.
Soledad... que oculta caminas, te trepas y deslizas por todos los lugares arañando con tus ojos un pedazo de la tarde. No llores.
Porque en mis manos te llevo, junto a un ramito perfumado de violetas.

EDICION Nº 24 - 2009

Desolación

Estaba el pájaro sobre la rama inerte, que el frío había desnudado desgranando trinos transparentes que se congelaron en el pentagrama del aire de un día invernal.
Mientras en el nido asomaba su cabecita el jilguero, avistando al sol que había escondido sus rayos en el rosedal.
Solo los pasos del viento entre las hojarascas recorrían el lugar, y en el rincón donde la hiedra escalaba el muro, dormía un ramo de pensamientos.
El surtidor en cambio, espiaba a la gota fría que pronta caía, estrellándose en el suelo y estremecida de dolor, se deslizaba convirtiéndose en grietas cristalinas.
Despoblado de hojas el árbol, guardaba entre sus ramas al jolgorio del otoño que en la hamaca de efímeras pasiones se hamacaba.
Desolación: es lo que sentí al ver a las flores despojarse de sus frágiles pétalos y a las hojas flotar por el espacio y en puntas de pie bailar, hasta desvanecer.
El pájaro de pronto, trizando el aire, alzó su vuelo…El jilguero en su nido se quedó…Y el sol nunca asomó.
Solo el sutil soplido del viento se escuchó.
Y mi corazón en pájaro de chocolate se convirtió.¡Desolación..., desolación...!!

EDICION Nº 23 - 2009

Corazón de otoño

Despuntaba el alba tras la montaña y él, abría sus ojos castaños y en su boca de miel guardaba los albedríos del verano.
Al prado, al campo y al parque abraza tibiamente mientras se posa en las alas de una mariposa; y en la fuente, donde vienen a beber pájaros azules, las rosas su contorno han esmaltado.
Entretanto la luna, austera, viaja en silencio por el manso río; la noche la mira ausente.
Sólo ha quedado la melodía del jilguero acongojado, cabalgando entre las ramas desnudas de los árboles.
El campo en cambio, va amalgamando colores almendrados al llegar el triste atardecer, y en las tiernas azucenas los grillos adormecieron.
Vientos azulados de violetas, rozan al cuerpo dorado de las margaritas, que en el efímero cristal del aire tallaron su forma en aquellos días calurosos.
En cambio, los pensamientos se deshojan entre la poesía del otoño; que con sus ojos castaños y su boca de miel, ruedan junto a las nueces.
Y el pájaro calló el canto mientras perdía su ilusión… ahí, donde la lluvia olvida al perfume del jazmín.
Con él también, ha callado el canto en mi entristecido corazón de otoño.

EDICION Nº 22 - 2009

Silencio

Cuando la noche se coronaba con la aurora, llegaste sin avisarme; ni siquiera preguntaste si podía recibirte.
En aquel día de verano donde las hortensias se asoleaban y las ranas abrían sus paraguas porque comenzaba a mostrarse la lluvia, entraste y sobre los jazmines del añejo jarrón, te instalaste.
Silenciaste al continuo aletear de los pájaros sin dejar que el trinar se convirtiera en jolgorio para mis oídos. Aquietaste al suave danzar de las aguas del río y lentamente te cobijaste en mi rostro acongojado, ocultándote en la comisura de mis labios secos, colocándome en mis manos un ramo de nuevos sentimientos. Hasta aquí llegaste, sin preguntarme si puedo recibirte, callando la risa de tu ego que solo se asoma por el muro de este tiempo nuevo.
Mansamente te guardaste en una lágrima que el día esculpió y ahora se resbala por la mejilla, que alguna vez besó una estrella.
Con pasos cortos de gorrión travieso, avanzaste en mis días… ¿compañero serás eternamente? O hasta que una rosa deje fluir su perfume y llegar hacia donde un día se quebró mi alma y pueda volver a sonreír. ¿Serán las buenas manos de mi madre o las risas de mis hijos que golpeen mi estúpido callar?¿Tal vez el suspiro enfermo de la noche sea quién te ahogue en su oscuridad hasta morir?
En mi corazón te has encallado. Pero… en el exótico encaje de espumas de las olas del mar te he de abandonar para que navegues hasta donde él te quiera llevar.
Silencio, silencio de pájaros en vuelo, de trinos, de brisas, llantos y risas, de campanas, suspiros y latidos.
Todos se irán contigo porque hoy, quiero volver a escuchar.

EDICION Nº 21 - 2009

Enero, abrázame

Joven de piel olorosa, arribaste con tus colores a la estación del verano, abriéndote paso entre las alas del jardín, en la montaña, y en el despoblado callejón; donde el jazmín se abanica asomándose al balcón.
Enero, llegaste alegrando a la rosa, abriéndole un pimpollo nuevo en el viejo macetón.
Colgándote en tu cintura, racimos de frutas frescas, trepándote en el aljibe que solo, duerme bajo el rosedal.
Tallando tus brazos en la aurora que se asoma, buscándote, para atrapar los gorjeos de los gorriones y guardarlos en tu pecho hasta que salga el sol.
Luego te apareces por las ventanas bañándolas de luz, regalándoles tu aliento azul que se pasea por el cantero cubierto de clavelinas, donde la luna hizo noche y la lluvia llora sus penas, refrescando a un día agobiante.
Haciéndote el distraído paseas por el jardín enamorando a la magnolia, que con su perfume, adormece las alas de los pájaros.
También te hamacas en las ramas de los árboles, murmurándole a la siesta, que apasionada, se recuesta en el muro del patio.
Por las noches, en cambio, luces un traje laminoso mientras caminas lento por los senderos, recogiendo estrellas que se atreven a peregrinar por la inmensa oscuridad del cielo. Cuando de repente, tropiezas con la rosa vieja y enferma, y arrodillándote ante ella, le preguntas por aquel amor de un tiempo lejano. Pero..., despojándose de sus aterciopelados pétalos, murió en tus brazos, sin llegar a responderte.
Enero, joven de piel olorosa, baila un vals con tus recuerdos, atrapa tu risa que se cuela por el misterioso silencio de las flores, y escucha al sonido de la campana que llega desde el río que corre apresurado, convirtiéndose en remanso para tus oídos. Y luego escucha mi voz que te clama, ver salir al sol por las mañanas...y tiéndeme tus perfumadas manos con un ramito de blancas azucenas.
Luego..., luego abrázame fuerte y oprime contra tu pecho mi trémulo corazón hasta morir. Morir en ti.Solo una flor he de pedirte para que arome, cuando me recuerdes, y sus pétalos se desprendan en el aire y vuelen junto al viento, hacia el apasionante escondite que he guardado para vos.
Enero, que hoy te arrastras por el patio de la casa, prométeme volver con tu calido olor a verano, a siesta y a naranjo en flor, para arrullarme junto a vos y susurrarte todos mis secretos.
Enero... abrázame!!!

EDICION Nº 20 - 2008

Abuela, yo te recuerdo...

En la brisa primaveral llegas, junto a los aromas frescos de las flores, y en este tibio día yo te recuerdo.
Tu sonrisa, haciendo ecos en mi corazón; tus palabras, bailando junto a mi oído; tus caricias, aquietándome el aire que hoy respiro.
Tu corazón, palpitando junto al mío; tus manos suaves, tan suaves como el pétalo de una rosa, rompiéndome el silencio como dos campanitas tintineando y secándome las lágrimas cuando entristecía
Aun me acuerdo cuando me colgaba de tu pecho para contar las perlas de tu collar, o me hacías dos moños como palomas blancas sujetándome el cabello, y jugábamos a las escondidas, detrás del limonero y con los azahares aromabas los jarrones y te sentabas en el sillón de pana verde a esperar al cartero que llegara con las cartas de tus hijos que no estaban.

Las palomas arrullaban en el largo pasillo de tu casa, despertando a los perezosos malvones que descansaban entre las piedras, y yo... me entretenía formando pilas con dedales que sacaba del viejo costurero, y con botones de diversos colores y tamaños les armaba collares a las muñecas.
Abuela, a mi memoria llegas en el olor a verano junto al silencio de la siesta, cuando el sol apretaba y los pájaros desgranaban los frutos, saltando de árbol en árbol hasta llegar la tarde que sombreaba el lugar, entristeciéndolo.
Te huelo en el limonero en flor, en los nardos y en cada pimpollo nuevo del jardín.
En el recuerdo construyo un nido, para guardar tus manos, tu sonrisa, y tu corazón.Abuela querida...., yo te recuerdo!!!


I remember you, Granny...

The spring breeze and the fresh smell of flowers announcing the coming of a mild day bring me memories of you.
I remember when my heart echoed with the sound of your smile, your words were music for my ears, your caresses enhanced the air I breathed, your heart beat next to mine, your soft hands - as soft as a rose petal -broke the silence, like two little bells tinkling and washing my tears away whenever I was sad.
I still remember when I hanged from your neck to count the pearls in your necklace, or when you tied my hair with two white ribbons which looked like doves, and when we played hide and seek behind the lemon tree, with whose blossoms you scented the flower pots.
I remember when you sat down in the green corduroy couch waiting for the postman to bring you letters from your absent children.
Doves cooed in the long corridor of your house, and woke up the lazy geraniums resting on the rocks … while I amused myself by piling up the thimbles I found in the old sewing box, and making necklaces for my dolls with buttons of different colours and sizes.
Oh granny, your memory reaches me when I smell the coming of the summer and the silence of siesta time, when the sun was hot and the birds ate fruit while jumping from one tree to another, until the evening came, and filled everything with shadows and sadness.I can smell you in the lemon tree, in the nards, in every new blossom in the garden.
In remembrance of you, I make a nest to keep your hands, your smile and your heart

EDICION Nº 19 - 2008

Querida Mamá
(Con cariño a mi madre Lola)

Tú hueles a primavera, y en el cielo oscuro de tus ojos descubro dos estrellas que iluminan a las violetas del balcón.En un amanecer soñado, tus manos se abrieron como dos rosas perfumadas donde hicieron nido tus gorriones; y tu mirada tierna se convirtió en remanso para mis días agitados. Tus caricias, brisas hechizadas de mágicos colores…Tus palabras lloviznas, mojando al sediento deseo de escuchar… y en tus pálidas mejillas, busco lunas guardadas de algunas noches de desvelos.El sol en cambio, bajó rodando para hamacarse en tu jardín florido, donde junto ramitos de jazmines y corto margaritas que parecen soles; donde recojo pétalos de rosas y canto junto a la magnolia.Mariposas azules con grandes alas vuelan sobre el verde prado de tu pecho, donde me consuelo acariciándote.Tú hueles a primavera y en los cuencos de tus manos me guardo y me quedo, me quedo para siempre querida mamá.

EDICION Nº 18 - 2008

Carta para San Luis

San Luis, te escribo esta carta desde lo más profundo de mi corazón…, corazón que con sus alas sale a volar por donde el sol ilumina a los árboles que se van despidiendo del verano, y sus hojas amarillas forman un collage en el lugar; mientras que las estrellas se esconden en tus lagos mansos y la luna corta retazos de blancura sobre la montaña.
Tus calles…, guardaron el perfume de los jazmines que por las siestas salía de paseo en una suave brisa, y hoy tiñe de color azul a mis recuerdos.San Luis, por tus ríos mansos corres, saltando entre las piedras, llevándole mensajes a los gorriones y recostándote en las orillas donde descansas; y hoy… San Luis, quiero contarte que el tiempo me trasladó hasta aquí: Juana Koslay, y te cuento que encontré un lugar soñado…, donde el arrullo de las palomas me consuela, y el verde follaje del paisaje reverdece en cada primavera. Mientras el otoño juega con sus colores, los trinos de los pájaros sobrevuelan este espacio tranquilo.
Donde el viento ha enterrado su corona, para soplar con fuerza por todos tus lugares.Donde la rosa puede morir, abrazando su fragancia.
Donde los niños pueden jugar con sus corazones, y los hombres pueden enterrar sus añoranzas.
San Luis, mi corazón hizo nido en tu tierra, donde la calandria por las mañanas despierta a la aurora cuyana, que duerme en tus brazos.
Donde el cielo se cuela entre las copas de los árboles y el limonero, con el aroma de sus azahares, embriaga a tus tardecitas soleadas.
Donde se escucha una tonada que viene desde el viejo callejón, que una guitarra murmura cuando la noche es oscura.
Donde en tus días y noches guardaste a mi infancia en la pequeña corola de las violetas, y hoy se escapa para que pueda escribirte como adulta desde mi corazón.
Me despido diciéndote: San Luis querido, que un 25 de agosto nacía esa pequeña puntana que aquí escribe y te regala este puñado de sentimientos perfumados de rosas para que, como mariposas sueltas, bailen en este aire serrano.
Por último te digo que, sos la cuna donde se mesen mis años y también serás la cuna que mecerá mi sueño…Sueño que volará en tu viento, que correrá en tus ríos y por todos tus lugares; sueño que dormirá en la rosa, en el jazmín y en las violetas.
¡San Luis… San Luis… tierra mía!

EDICION Nº 17 - 2008

Encuentro enamorado de estaciones

El verano muere en los brazos del otoño, mientras la paloma arrulla en la vieja azotea despertando a los perros que sueñan en el último escalón de la escalera.
El sol tibio acaricia a las amapolas y se guarda en el viejo macetero; y las mariposas peregrinan por el cálido aire otoñal.
Las margaritas amarillas, en cambio, abren sus pétalos suaves para danzar como bailarinas, y calladas esperan la silenciosa llegada de este otoño.
En el aire manso flotan libremente los trinos de los pájaros, mientras la parra da a luz sus últimos frutos, en esta tarde soleada.
Otoño, con tus manos doradas llegas a pintar al árbol que solo, se desnuda en el rincón abandonado de la casa, y despojas a los rosales que se han dado un baño de perfume, para este encuentro enamorado de estaciones.
En puntas de pie te asomas a mi balcón, tiñendo a mis pájaros de plata con colores ocres, y regalándole al limonero y al naranjo, estrellas doradas.
Muere el verano en los brazos del otoño, mientras se escucha bajito un silbido entre las piedras, que se arrastra por el patio y luego se levanta a bailar un vals junto al jazmín.
Otoño…, otoño…, cuántos he dejado atrás, y cuántos más he de vivir.
Bajo la luna esperaré con cascabeles de plata entre mis manos, a este encuentro enamorado de estaciones.

EDICION Nº 16 - 2008

Reencuentro

La brisa se apersonaba con su vestido de seda, trayendo los suspiros de las flores del campo, los colores y aromas recogidos a su paso, al aleteo constante de los pájaros y el bostezo interminable del arroyo.
El sol acunaba a los pétalos del día que se recostaban en el viejo rancho acalorado, mientras las nubes, hacían un paso tranquilo por el cielo que se abría, como una violeta enamorada.
En cambio el algarrobo, sediento de agua me mostraba, el trino del jilguero que caía como una lluvia de oro, y al silencio, interrumpido por el canto del gallo viejo y desplumado, acompañado por una gallina coqueta, con su traje de bataraza en gris plata, dando saltos de alegría sobre fardos de pastos amontonados y polvorientos, en el húmedo rincón del galpón.
La brisa era suave…, besaba las mejillas de la rosa que quedó sola, cuando las mariposas iniciaron su vuelo por el sendero del lugar, donde los niños arrastran sus pies descalzos, en este mes de febrero.
Entretanto, el tormentoso zumbido de las abejas rodeaba al aljibe, donde bebían las garzas que pasaban por ahí; mientras el incesante cotorreo de las catas, se apoderaba de los pinos.
La brisa llegaba con su vestido de seda, que quedó enredado entre los chañares que mojaban sus pies en el largo brazo del río que corría entre los médanos.
Solo ella fue cómplice de mi nostálgico reencuentro.Solamente ella fue mi compañera en esa mañana.
Solamente ella…Mientras mis oídos se endulzaban con los suaves sonidos, mis ojos divagaban por ese encantado reencuentro, con mi casa del campo.

EDICION Nº 15 - 2008

Luna

Luna, que en tu redondez encierras a los oscuros velos de la noche, y acaricias con tus rayos al añejo paredón, donde quedaron dibujados dos corazones con olor a primavera.
Luna, que en tu vientre plateado escondes a los pájaros de plata que hoy te visitan en el charco del jardín, alegrando con sus dulces melodías al banco abandonado, que duerme plácido en ésta nochecita de diciembre.
Luna, que en tu balcón albergas al aire tibio que aletea como paloma y te despierta, aquietándote.
Luna, que bajaste rodando y te escondiste en las suaves mejillas de las violetas enamoradas, que ansiosas te esperaban en aquél húmedo rincón del jardín.
Luna… escucha al llanto de la rosa, que apresurada se ha vestido, para aromarte cuando vuelvas a buscarla.
Luna… escucha al llanto interminable del arroyo que corre, cuando la lluvia lo visita.
Luna... consuela a los jazmines que han estrellado al patio de la casa, y en su blancura te guardas para soñar con sus fragancias.
Solos han quedado, aquellos corazones que mis ojos dibujaron en tu inflada barriga, y hoy te miran esperando una respuesta, que en silencio guardaste, en aquella nochecita de verano.

EDICION Nº 14 - 2007

La siesta

Era una calurosa tarde de primavera, cuando me encontraba recostada bajo el Níspero, mientras me dormitaba, escuchaba el largo bostezo de la siesta que se recostaba en el verde jardín.
Se sentía el croar de alguna rana que, seguramente, buscaba algún sitio tranquilo o agüita fresca para darse un baño; también el incansable arrullo de las palomas que tenían su nido, en el balcón de la casa.
En cambio las flores del jardín, se despojaban de sus trajes coloridos para descansar y, misteriosamente sus perfumes se elevaban aromando al aire tibio.
En otro lado del jardín, los grillos se adormecían bajo la sombra de las violetas, y la siesta…., seguía su curso.
La siesta era larga, los perros recostados y acalorados me miraban pidiéndome ¡vaya a saber que cosa! A lo lejos, el fino gorjear de los pájaros que se hamacaban en el rosal, despertaban a los pimpollos; los gorriones -en cambio-, esperaban ansiosos con sus picos hambrientos, al atardecer.
Se alcanzaba a ver algunos nidos vacíos, seguramente de algunos que se fueron del árbol por añoso, a buscar otros más jóvenes y fuertes capaz de sostenerlos. La higuera, quieta, parecía acalorada, es por eso que se abanicaba con su abanico hecho de plumas, de algunas catas intrépidas que interrumpieron con sus aleteos, su sueño. Los pinos –en cambio-, erguidos y altos, observaban el paisaje, haciendo rosarios de piñas para adornarse. El manzano muy serio, especulaba, cuidando la entrada al jardín.
Mas allá, el membrillo dormía placidamente, entretanto los niños endulzaban sus labios con sus frutos. El sol apretaba fuertemente y con sus rayos abrazaba la siesta. De la montaña venia un ruido, era del arroyo que caía lentamente, abriéndose en paragüitas de cristal sobre las piedras.
Recostada en la reposera vieja del jardín, pude comprender al silencio de la siesta, mientras la enredadera me observaba preguntándome con sus florecillas abiertas en forma de campanitas, tintineándome al oído, si podría seguir envolviendo con sus brazos largos a la columna de la galería, que sola soñaba, dejando entrar, al cálido aliento de la siesta.
Los aromas de los frutos y las flores se entremezclaban, formando una acuarela en el cristal del aire.
Por su lado las nubes, le hacían sombra al rincón de los malvones, donde las mariposas giraban como un trompo y la pequeña abeja con su zumbido, adormecía mi sueño y, entre todos me tarareaban una canción de cuna, mientras mis pies se dormían, como un ramo de rosas.
Es la siesta… y habrá muchas más, hasta que dure el maravilloso encanto de la naturaleza.

EDICION Nº 13 - 2007

Quiero seguir escuchando tu presencia... Chorrillero

De lejos viene un silbido, no puedo decir de donde, las hojas comienzan a moverse y el polvillo de los pinos se desparrama..., pero... si es el viento que viene llegando, vive en una casa amplia, sin puertas ni ventanas, se llama "Chorrillero ", y es oriundo de mi ciudad: San Luis.
Tiene un temperamento fuerte, y a veces es juguetón, salta, corre, es divertido, hasta juega a las escondidas, se trepa por todas partes y también es divertido (entra sin pedir permiso).
Me aferro a mi abrigo, me cubro con la chalina, porque tengo la sensación, de que pronto me la quitará.
En los molinos del campo gira, como una calesita, esperando que salga agua, para lavar su cara gris.
Por las montañas hace cabalgatas, dejando polvo en la atmósfera, y en el campanario de la capilla, hace repicar las mañanas domingueras.
A las escobas hace trabajar, que se miran unas a otras, haciendo una campaña de paz.
Barren las hojas secas que el nogal dejó caer, mientras los pétalos de las flores se acurrucan, tras el muro que murmura, lo despintado que está.
Con su silbido contento va, aunque a veces es despiadado, y silba fuerte hasta aturdir a los pájaros que sus nidos sostienen, también a las palomas, que arrullan sin calma.
No se sabe donde se esconde y en el buzón de la esquina una nota dejó, despidiéndose del lugar. Pero todos lo buscan porque algo les llevó.
A doña Clara le arrancó, una muda de ropa que en la soga colgó, al jardín le barrió todas las hojarascas y al campo le arrastró las semillas que había que sembrar. Al jilguero su nido le ensució, que para sus pichones construyó, con plumas, hilos y lanas. Al hornerito le embarró su morada que en una horqueta del árbol incrustó, y a la farola de la casa..., su sombrero le llevó. Al viejo caldén le enredó, una tonada cuyana, que del rancho se escapó.
El sol con su pañuelo, consuela una nube perdida, que el viento persiguió, llevándola sin destino. La lluvia en cambio contenta canta, porque después de la tormenta al arco iris visitó. ¿Donde se habrá escondido? quizás en el maizal, o en algún hueco de la montaña, o tal vez se fue a descansar en los chañares o en las jarillas. Desde lejos se escucha un bostezo y las campanillas del campo se trepan por los alambrados, mientras le preparan una melodía, para el mediodía. Un niño que pasaba por acá, vestido a lo gauchito, me preguntó: ¿De qué color lo pintarías? ¿Al viento? interrogué. Y si paseara por los cardos de azul, si se trepara entre los naranjos, de naranja, si escalara por las montañas, de marrón, si durmiera en mi tejado, de rojo, si se bañara en el arroyo, de celeste, y si danzara entre las vainas del algarrobo, dorado.
Si soñara entre los jazmines, de blanco, y si volara sobre las alas de las mariposas, sería multicolor, ahora... cuando peinara el trigo maduro, de amarillo. Si yo pudiera con mis manos atraparlo, lo pintaría de verde, como la esperanza, de verlo algún día, tocarlo por un instante, y de sentir en mi cuerpo, que me abraza y me arrastra por las quebradas, hasta soltarme para ser viento, y silbarle bajito a tu alma: amor mío, y llevarte el olor a peperina fresca, que maduró en la montaña.
Al viento le pregunto: ¿Dónde estás? ¿Dónde es tu refugio? No me dejes sola entre las pencas, junto a esta cruz solitaria, sigue silbando para mí, mientras la noche, va cerrando y encerrando tu soplido, quiero seguir escuchando: tu presencia CHORRILLERO.

EDICION Nº12 - 2007

Tener un amigo es ...

Encontrar en el espacio un círculo que encierre nuestras risas y miradas, desnudar juntos una flor, esperando nuevas primaveras.
Dejar que los pájaros de niebla nos revoloteen, desgranándonos trinos en el aire,encerrar en nuestros corazones vuelos de mágicas mariposas, y estrechar las manos, formando una paloma, para que el viento la lleve en sus alas, y con su espeso aliento arrastre, un encuentro anhelado.
Armar juntos un ramo de jazmines perfumados en el alma, para luego, colocarlo en la solapa de nuestras vidas, y compartir un abrazo tibio, una lágrima, un sueño adormecido, un secreto trepándose en el muro de nuestros pechos...Bucear en nuestro corazón buscando al amigo perdido.
Esto, y mucho más es: Tener un amigo.