23 oct 2009

EDICION Nº 15 - 2008

Luna

Luna, que en tu redondez encierras a los oscuros velos de la noche, y acaricias con tus rayos al añejo paredón, donde quedaron dibujados dos corazones con olor a primavera.
Luna, que en tu vientre plateado escondes a los pájaros de plata que hoy te visitan en el charco del jardín, alegrando con sus dulces melodías al banco abandonado, que duerme plácido en ésta nochecita de diciembre.
Luna, que en tu balcón albergas al aire tibio que aletea como paloma y te despierta, aquietándote.
Luna, que bajaste rodando y te escondiste en las suaves mejillas de las violetas enamoradas, que ansiosas te esperaban en aquél húmedo rincón del jardín.
Luna… escucha al llanto de la rosa, que apresurada se ha vestido, para aromarte cuando vuelvas a buscarla.
Luna… escucha al llanto interminable del arroyo que corre, cuando la lluvia lo visita.
Luna... consuela a los jazmines que han estrellado al patio de la casa, y en su blancura te guardas para soñar con sus fragancias.
Solos han quedado, aquellos corazones que mis ojos dibujaron en tu inflada barriga, y hoy te miran esperando una respuesta, que en silencio guardaste, en aquella nochecita de verano.